● Pozo de Luna, un viñedo joven que está a la altura de los mejores productores en el mundo,
gracias al cuidado en la producción de sus vinos
Pozo de Luna ha logrado conquistar el reconocimiento y el respaldo de los concursos internacionales
más prestigiosos, convirtiéndose en un símbolo de excelencia y orgullo para México en el escenario
vitivinícola mundial. Estos logros no sólo son un testimonio de su dedicación y pasión, sino también
de su capacidad para destacarse entre los mejores.
Pozo de Luna, ubicado en San Luis Potosí, inició hace 14 años su historia en el mundo del vino, pero
su primera producción salió al mercado hace apenas 10 años. Durante esta década ha recibido
reconocimientos de los concursos más importantes del sector.
Alfredo Oria, sommelier y gerente comercial del viñedo, habla sobre los logros: “Nos sentimos
satisfechos porque en este corto tiempo hemos obtenido galardones en certámenes muy
trascendentes. Estamos contentos con los resultados, pero también sabemos que es un gran
compromiso no sólo para mantener esa calidad, sino para hacer cada vez mejores vinos”.
Compromiso con la excelencia.
La misión de Pozo de Luna es producir el mejor vino que la tierra de San Luis Potosí pueda ofrecer y
aunque no existe una fórmula mágica, Alfredo Oria comparte los rubros que han desarrollado
llevándolos al mejor resultado.
“La experiencia, el profesionalismo y la asertividad que tiene nuestro viticultor y enólogo, el doctor
Joaquín Madero Camargo, es la base del proyecto. La selección de los suelos, del terreno donde se
plantó el viñedo, así como los tipos de uvas, el estilo de vinificación y el largo tiempo de maduración
han sido importantes decisiones que nos han llevado a la excelencia y el compromiso con la calidad”,
señala Alfredo Oria.
Pozo de Luna ofrece vinos tintos Single Vineyard (Malbec, Syrah, Merlot) Ensamble, Pinot Noir y un
blend (Cabernet, Merlot y Syrah) Gran Reserva y Umbra, así como blancos (Sauvignon Blanc y
Viognier) y rosado (Nebbiolo) de producción limitada, que les permite tener un control estricto de la
calidad. En general, sus vinos tienen en promedio una crianza de 14 meses de barrica nueva y 26
meses de reposo en botella, es decir, 40 meses de crianza en total, lo que tienen muy pocos vinos
mexicanos.