Los hispanos son ya el grupo minoritario más grande. Además, los productos latinos se están ganando la preferencia del público en general. De acuerdo con Andrés Felipe González, PCQI y experto en promoción de alimentos, este es el mejor momento para exportar.
La población de origen latinoamericano en Estados Unidos ya representa más del 19% del total, convirtiéndose en el grupo minoritario más grande del país. Esto representa una gran oportunidad para que los productores de alimentos de América Latina comercialicen sus productos en el mercado norteamericano.
Si bien la población hispana se encuentra dispersa por toda la Unión Americana, su grueso está localizado en las costas. Sin embargo, una empresa que busque traer sus productos a este mercado deberá tomar en cuenta los orígenes nacionales predominantes en cada zona.
Por ejemplo, en la Costa Este, la mayoría de los hispanos son originarios de países del Caribe, como Puerto Rico o Cuba, o de Sudamérica, en el caso de los venezolanos, colombianos o argentinos. Por otro lado, la Costa Oeste tiene población hispana predominantemente mexicana y centroamericana.
Más allá de las compras de “nostalgia” por parte de la comunidad hispana, ya hay muchos productos latinos que se han sabido ganar un lugar entre la población en general de cada región, como las tortillas, las salsas picantes, las arepas, las empanadas, entre otros.
“Este paso de lo étnico hacia lo ‘mainstream’ es una de las apuestas más complejas y necesarias para consolidar las operaciones de exportación en un mercado tan dinámico como Estados Unidos y, además, una prueba inequívoca de que Latinoamérica tiene cómo competir con productos de calidad y alto valor agregado, que lleven nuestros elementos culturales, de los que nos sentimos tan orgullosos, a nuevas conquistas”, comenta Andrés Felipe González, experto en promoción de alimentos.
Para exportar a los Estados Unidos, además de los trámites en el país de origen, un productor latinoamericano deberá registrarse y familiarizarse con las regulaciones de la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA), la autoridad en materia sanitaria en Estados Unidos. También deberá designar un agente que sirva de enlace entre la empresa y las dependencias de gobierno para asegurar que la papelería esté siempre en orden.
Otro punto importante es cumplir con los protocolos de inocuidad, empaque y etiquetado, además de agregar una descripción rápida y comprobable, a través de certificaciones, de los beneficios de su consumo, en especial en alimentos con los que el público no esté familiarizado.
Y es que uno de los retos principales a los que se enfrentan en Estados Unidos las empresas de alimentos latinoamericanos es posicionar productos que quizá en sus países de origen son muy populares o fáciles de conseguir, pero resultan exóticos, o difíciles de importar en su estado natural, debido a regulaciones del mercado norteamericano.