La gastronomía mexicana viene en buena medida de la creatividad, así como de la rica y amplia herencia de nuestros antepasados. Una de las principales características son los siglos de historia y mestizaje que la han ido transformando, como lo es la influencia de las órdenes religiosas que llegaron a territorio nacional a evangelizar durante el virreinato. En esas cocinas conventuales se mezclaron
deliciosamente ingredientes y técnicas prehispánicas con las europeas y no solo eso, sino que también podemos observar que lo religioso tomó relevancia en la gastronomía, por ejemplo, la misa católica simboliza la Santa Cena y justo en la Eucaristía se ofrece pan y vino.
Por lo tanto, no podía faltar un Santo ampliamente venerado en el antiguo México, que ayudaba con la elaboración de guisos y platillos a monjas y amas de casa en la Nueva España, llamado San Pascual Bailón, quien es considerado el santo patrón de los cocineros y se celebra su día el 17 de mayo. Este santo fue originario de Torrehermosa en Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón, España. Su nombre le fue otorgado por nacer el día de Pentecostés; de familia de origen humilde se dedicó al pastoreo de los 7 a los 24 años, edad a la que ingresó a la Orden de los Hermanos Menores fundada por San Francisco de Asís. Debido a su poca instrucción académica le fueron encomendados dentro del monasterio
los oficios de portero, mandadero, barrendero, limosnero y cocinero, aunque en este último descuidaba los platillos que cocinaba por encontrarse rezando, motivo por el cual los ángeles terminaban los guisos por él.
Se dice que era tal su fervor por la vida religiosa que su tiempo libre lo dedicaba a la adoración Eucarística, de rodillas con los brazos en cruz, por lo que se le representa de rodillas, adorando al santísimo sacramento, con una cocina virreinal al fondo, así como ingredientes que se multiplican, ya que entre sus milagros se le atribuyen el de multiplicar el pan, sacar agua de una piedra y curar enfermos. Por
todo ello es común escuchar que se encomiendan a él con versos y frases como:
“San Pascualito Bailón, báilame en este fogón. Tú me pones la sazón y yo te
bailo un danzón”
«Pascualito muy querido, mi Santo Pascual Bailón, yo te ofrezco este guisito
y tú pones la sazón»
“Ay San Pascual Bailón, que por ollas y cazuelas brincas, corres, casi
vuelas, dale a mi pipián sazón”
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