La OMS y la OPS, establecen dos componentes fundamentales para promover la salud: la dieta correcta y la actividad física, que, de la mano, apoyan a la prevención de las enfermedades crónicas.[1]De esta forma la actividad física y el ejercicio ya no son negociables para nadie, hay que empezar a activarnos desde pequeños.
La conexión entre un cuerpo físicamente activo y una mente ágil era base de conocimientos de las antiguas culturas. Desde entonces, la ciencia y la investigación han cambiado la forma en que vemos el mundo, sin embargo, esta conexión prevalece en el tiempo.
Muchas son las enfermedades y padecimientos que hoy nos aquejan:
· Sobrepeso
· Obesidad
· Diabetes
· Hipertensión
· Enfermedades cardíacas.
Logrando desde pequeños, el apego a hábitos positivos en nuestro estilo de vida, la actividad física y el ejercicio, se vuelven un objetivo potencial para sumar a todos los esfuerzos. Existen múltiples estudios científicos, que vinculan los beneficios del ejercicio para la salud infantil.
Debemos contemplar todas las aristas de dichos beneficios, la fisiología como parte crucial, pero también recordar las ganancias psicológicas, sociales y cognitivas.
Con evidencia fuerte, se dice que los niños que son más activos físicamente tienen un porcentaje de grasa corporal mejor y se mantienen en óptimos parámetros antropométricos (peso para la talla, talla para la edad y edad para la talla.
En México esto es fundamental pues sabemos que la obesidad y el sobrepeso son latentes desde edades muy tempranas.
Continuando con el terreno biológico, los niveles más altos de actividad física, en los primeros años de vida, se asocian con niveles de actividad física en el futuro, así como con menores riesgos de enfermedades cardiovasculares y diabetes en el futuro.
Y esto es maravilloso, porque quiere decir que, aquellos niños que tienen como hábito el hacer ejercicio de forma regular, constante y disciplinadamente; seguramente serán adultos jóvenes y adultos mayores, más saludables y que continuarán haciendo que la actividad física forme parte de su buen estilo de vida.
También hay información y evidencia creciente, para relacionar el impacto positivo de la actividad física en el bienestar psicosocial, los resultados cognitivos y el rendimiento académico, así como en la salud mental de los niños.
El ejercicio, parece tener un efecto positivo, en varios aspectos de la cognición y la autoestima en niños y adolescentes sanos. En algunos estudios que se han realizado, se encuentra una conexión positiva entre el ejercicio, las emociones, y los estados de ánimo de los infantes. El camino de investigación es muy amplio y prometedor en este terreno, pues queda mucho por explorar.
“Si llevas tu infancia contigo, nunca envejecerás”