• México ocupa el lugar 13 en producción pesquera en el orbe
• Existen deudas en materia de equidad de género y participación
Nuestro país tiene el potencial para ser referente de pesca sostenible y responsable
Al menos 300 mil familias mexicanas viven de la pesca y acuacultura de forma directa y más de 2 millones de manera indirecta. Dichas comunidades pesqueras están en la primera línea de afectación del cambio climático, ante lo cual es necesario tomar acciones para
fortalecer su adaptación, ofrecerles bienestar social, un medio de vida digno y apoyar la seguridad alimentaria de México para la recuperación económica tras la pandemia.
Así lo consideró Rafael Ortiz, director general de la Iniciativa de Pesquerías y Océanos Resilientes del Environmental Defense Fund de México (EDF de México), en el marco del Día Mundial de los Océanos que se conmemora el 8 de junio. “Se deben generar esfuerzos para la adaptación y resiliencia de las comunidades del sector porque si bien nuestro país ocupa el lugar 13 en producción pesquera a nivel mundial, la pesca y acuacultura representan menos del 1% del Producto Interno Bruto (PIB)”, dijo.
Por otro lado, existen deudas en materia de equidad de género y participación, pues cerca de la mitad de las personas que trabajan en la pesca son mujeres que permanecen invisibles y ajenas a los procesos de toma de decisión, pero cuyo soporte a la actividad pesquera resulta fundamental. Asimismo, se debe asegurar el acceso a derechos plenos para asegurar el bienestar social de estas comunidades y fortalecer la gobernanza.
José Luis Carrillo, presidente de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas (CONMECOOP), afirmó por su parte que nuestro país tiene el potencial para convertirse en un referente de pesca sostenible y responsable que ofrezca bienestar social y un medio de vida digno a millones de personas.
“Los retos del cambio climático nos llaman a que actuemos desde distintos frentes para buscar soluciones sostenibles para fortalecer la adaptación de las más de 13 mil comunidades costeras con distintos grados de vulnerabilidad, toda vez que para el año 2050 tanto la pesca ribereña, como la industrial y la acuacultura sufrirán cambios en su productividad primaria, derivado de incrementos en la temperatura del agua y otros efectos del cambio climático”.
Como parte del estudio llamado Cambio Climático en México: Recomendaciones de Política Pública para la Adaptación y Resiliencia del Sector Pesquero y Acuícola, un esfuerzo colaborativo entre varias organizaciones de la sociedad civil, el sector productor y la academia, Leonardo Vázquez, miembro de la Sociedad Mundial de Acuacultura, destacó que en el futuro inmediato es importante homologar y fortalecer las políticas públicas para este sector.
“En el marco del Día Mundial de los Océanos y del Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales 2022 es importante llamar la atención a la pesca y el potencial del pesquero y acuícola artesanal, así como impulsar políticas públicas con enfoque climático como parte de la solución a la adaptación y resiliencia a ese fenómeno”, dijo.
Detalló además que las recomendaciones prioritarias de EDF de México -y otras organizaciones que forman parte de la iniciativa Impacto Colectivo por la Pesca y la Acuacultura Mexicanas- impulsan para la implementación de una agenda de políticas públicas pesqueras son:
▪ Incorporar el enfoque de género en todas las acciones y políticas públicas a desarrollar/
fortalecer/ implementar.
▪ Instituir un Programa Nacional de Pesca y Cambio Climático, con mecanismos sólidos de
gobernanza y participación ciudadana;
▪ Crear un Atlas de Riesgo para el sector pesquero que incorpore las presiones ambientales
y la capacidad adaptativa de las comunidades y, en paralelo, planes de contingencia para
minimizar impactos económicos y sociales;
▪ Aumentar la inversión en la generación de conocimiento que permita prever eficientemente
y guiar estrategias de manejo, así como invertir en la formación de cuadros especializados
en cambio climático;
▪ Crear espacios directos de comunicación entre gobierno y comunidades pesqueras
para enfrentar los retos;
▪ Impulsar la coordinación intersecretarial y multisectorial, y la construcción de coaliciones
que aseguren la coordinación transversal entre dependencias de los distintos órdenes de
gobierno, así como entre sectores y actores relacionados con la pesca y la acuacultura.