- Vivos y muertos pueden consentir el estómago con los mejores platillos jaliscienses
Cada Día de Muertos, las almas de los seres queridos regresan a este plano terrenal para disfrutar de los olores y sabores más exquisitos que inundan las ofrendas que se colocan en su honor en todo México.
Para esta gran celebración, donde la gastronomía juega un papel principal, no hay nada mejor que preparar y disfrutar de los platillos más deliciosos que la cocina del estado de Jalisco ofrece.
Al igual que las ánimas se deleitan con los alimentos y recetas que los hicieron felices en vida, los habitantes y viajeros también pueden consentir el estómago con los siguientes platillos jaliscienses.
En la mayoría de los pueblos de la entidad, el Día de Muertos es una de las fiestas más esperadas por todos, no solo porque se puede “convivir” con aquellos que regresan a visitarnos, sino porque durante esta fecha se preparan deliciosos guisos dignos de la ocasión.
Pan de Muerto: La elaboración de este pan comienza desde octubre en Jalisco. Aunque la receta varía en cada estado del país, en tierras tapatías se usan ingredientes comunes como harina, huevo, mantequilla, levadura, azúcar, sal y concentrado de naranja.
Pero entre todos los que se elaboran, lo recomendable es probar algunas versiones alternativas de naranja y chocolate, los rellenos de crema pastelera, nata, frutos rojos, nutella o con chispas de chocolate. Pero si se busca una experiencia culinaria sin igual, en Jalisco existe un pan de muerto con ceniza negra de hoja de maíz con azúcar de la flor de cempasúchil, anís y camote.
Pozole: El caldo mexicano por excelencia no puede faltar en esta fiesta tan importante, en especial si es pozole estilo Jalisco. Elaborarlo es todo un ritual que requiere dedicación y amor por la tradición. Todo empieza con la nixtamalización (cocer el maíz con cal), después se lava muy bien para quitar la cáscara. Después se debe cocer la carne de cerdo en agua y agregar el maíz nixtamalizado. No hay que olvidar los huesos del espinazo del cerdo, ya que son esenciales para dar sabor al caldo.
Lo mejor de este platillo al estilo tapatío es que se adapta al gusto de los comensales, ya que hay pozole «gordo», con cabeza de puerco, y pozole «flaco», hecho con pierna de cerdo magra. También se puede elegir entre pozole blanco, rojo y verde.
El rojo obtiene su color y sabor picoso del chile ancho remojado y molido, mientras que el verde se prepara con una combinación de maíz tierno, pollo y tomates, llamado «pozolillo». El pozole se sirve tradicionalmente con lechuga o col en tiras, cebolla picada, rábanos, orégano seco y una salsa picante elaborada con chile de árbol y vinagre. Para acompañarlo, unas tostadas con crema y queso son perfectas.
Tamales: Los tamales son imprescindibles esta temporada. En Jalisco hay una larga lista de variedades, como los clásicos envueltos en hojas de maíz y rellenos de pollo, cerdo, rajas o mole. Pero hay unos que resaltan entre todos ellos y son elaborados en el Pueblo Mágico de Tapalpa. Se trata de los tamales de acelga, una versión deliciosa que no puede faltar en la ofrenda.
Estos tamales van con queso y son preparados comúnmente con masa para tortillas (de tortillería, no de harina), mantequilla o caldo de pollo o cerdo, cebolla, ajo picado, queso panela (o adobera), acelgas frescas para envolver o rellenar la masa (también se pueden usar hojas de plátano o maíz) y sal al gusto. La mejor manera para disfrutarlos es acompañarlos con salsa de chile guajillo o freírlos y agregarles crema y queso fresco.
Calabaza en Tacha: Es un plato dulce hecho a base de este fruto, piloncillo. Se dice que su nombre se debe a que la calabaza solía ser cocinada en ollas grandes llamadas Tachos, que eran grandes calderos de cobre donde se hacía el piloncillo. Las calabazas se cocinaban en los residuos de melaza de esos recipientes, por lo tanto, de ahí el nombre. Esta delicia se acompaña con leche.
Mole: En tierras tapatías se preparan 125 tipos de mole, ya que cada municipio cuenta con su propia especialidad, pero todos son dignos de ponerse en un altar de Día de Muertos. Destacan los moles dulces, verdes y de olla; aunque también hay otros poco conocidos como el mole de fino sabor, característico del norte del estado que se prepara con pepitas de las semillas de calabazas silvestres. Pero el mole más importante del estado es el ranchero dulce o salado.
Estos son solo algunos de los platillos que forman parte de la gran estela de aromas y sabores que se disfrutan en Jalisco durante el Día de Muertos, todos elaborados con gran amor y dedicación en honor de los seres recordados.